jueves, 30 de octubre de 2008

La mili(y V)






La mili (y V)

Una vez concluida la formación castrense y la específica de la compañía, cada uno de sus componentes iba destinado a una misión concreta: asistentes, oficinistas, ayudantes, cocineros, etc…Los más se quedaban para el servicio normal de la compañía. Naturalmente, los enchufados llevan siempre las de ganar y ocupan los mejores puestos. Lo digo sin rubor, yo debía ser uno de esos enchufados al corresponderme uno de los mejores destinos: la Jefatura de Sanidad, que era una oficina situada en el centro de la ciudad, fuera de la compañía, y totalmente autónoma de la misma. Su misión era controlar todo el sistema sanitario que se refería a los soldados de la zona, como bajas médicas, hospitalizaciones, altas, traslados al Hospital de Las Palmas, urgencias, ambulancias, etc, etc…
Esta oficina estaba bajo el mandato de un Capitán Médico que, como dato anecdótico era hermano del gran director de TV Gustavo Péres Puig, y cuyo personal se reducía a sólo dos soldados, que teníamos que llevar el peso del trabajo, durante las 24 horas del día porque esta oficina no podía abandonarse bajo ningún concepto, ya que era el punto primero al que todos tenían que dirigirse para comunicar cualquier incidencia, solicitando los medios necesarios. Disponíamos de una centralita telefónica –se puede ver en la foto- con la que se podía conectar con la Compañía de Sanidad, con el Hospital, con el Gobierno Militar, y otros teléfonos de interés.










Son muchas y muy variadas las anécdotas que podría contarte, pero creo conveniente no cansarte, por ahora, con las batallitas habituales. Si te diré que entre las cuatro paredes de esta casi “solución habitacional” se fue disipando el tiempo que tenía que consumir aquí . Fíjate en la “suite” de la foto. Supongo que las colchonetas se estarían “aireando” en el patio. Yo dormía en la litera de abajo, y al pie de estas literas estaban nuestros petates y mi bandurria, instrumento al que arrancaba, en los largos ratos de asueto, notas nostálgicas de España. Fue una buena compañera.

Entre las personas con las que pude relacionarme, se encontraba mi buen amigo Alí, que estaba a cargo del reparto del correo, tanto oficial como particular. Y ahora que han pasado ya cuarenta años, creo que te puedo revelar un secreto que me pidió que conservara, para no verse envuelto en dificultades con los de su pueblo. Bien, pues resulta que yo recibía de mi casa unos paquetes con distintas cosillas, entre las que solía incluirse un trozo de jamón, alimento difícil de encontrar por estas tierras. Un día en el que yo estaba degustando este manjar, apareció Alí, y , respetuosamente, le ofrecí compartirlo conmigo. Un ¡NO! tajante casi me corta la respiración, dándome cuenta entonces de que la carne del cerdo está prohibida por su religión. Después de pedirle disculpas, ya no volví a acordarme de este suceso. Pero sucedió que, como era él el que me traía los paquetes, cada vez que recibía uno me preguntaba que si me habían mandado “jalufo” –jamón- y sucedió que el día en que le dije que sí, que me habían enviado, me pidió un trozo para comérselo, pero con la condición que nunca se lo diría a nadie. Lo cierto fue que, desde aquel día, el jamón tuve que compartirlo con mi amigo Alí. Para que veamos que en todas las religiones hay “pecadores”… Espero que Alá le haya perdonado. Bueno, y a mi también por haberle inducido…
Así fueron pasando los meses, combatiendo aquellos duros calores, el aburrimiento, la nostalgia… pero todo llega, hasta la entrega de la ansiada cartilla militar con la certificiación de licenciado. El deber para con la Patria quedó cumplido y ahora queda seguir cumpliéndolo en otros aspectos mucho más difíciles que se van presentando en el transcurso de toda la vida, como puede ser la dedicación honrada a tu trabajo y a tu familia, a la sociedad a la que te debes, a tu pueblo, a tu Nación.
No sé si volveré sobre estos temas. En estos momentos me apetece repetir aquella frase que dije el día 5 de Julio de 1963:¡¡ESTOY LILI!!”

miércoles, 29 de octubre de 2008

La mili (IV)



Una vez finalizada la instrucción en el campamento de reclutas, el primer acto importante fue la Jura de Bandera, un acto solemne y emocionante para los que creíamos sinceramente que estábamos prestando un servicio a la Nación. En la foto se ve al Teniente responsable de nuestra formación, que era médico, como todos los mando iguales o superiores a él en la Compañía de Sanidad. Atrás y a la derecha de la bandera, el Sargento Primero, que guardaba un gran parecido con Matias Prats (padre). A mí creo que ya me conoces, pero quiero que te fijes en el primero de la hilera, el que lleva el paso cambiado, ¡el único de la compañía al que no hubo forma de enseñarle lo más mínimo! Sólo al final de la mili logró soltarse un poco en el idioma castellano. Te cuento: Manuel Carneiro Roca, nuestro amigo de la foto, era gallego, natural de una parroquia de Lugo – ya sabes que en Galicia llaman parroquias a núcleos pequeños de población-, y que nunca había traspasado los límites de ésta. Hablaba en gallego “cerrado”, que no había manera de entenderlo. Al ser llamado a filas y tocarle a África, de golpe y porrazo, una persona que no había conocido hasta entonces más medios de locomoción que los de cuatro patas, se ve trasladado en tren desde su terruño, hasta Cádiz. Con sólo un día de descanso, tres días en barco, hasta Canarias y de ahí, a las pocas horas, en avión hasta Ifni. Después me contaba él que pasó varios días mareado, sin enterarse de nada, a causa de tantas experiencias. Yo creo que le pasaría igual que si trajésemos a una persona que hubiese vivido hace doscientos años y viese los adelantos de hoy en día… No sé por qué pero me constituí en una especie de tutor del amigo Carneiro, bien porque me enterneció su candor, su inexperiencia, el ver que otros se aprovechaban de él para gartarle bromas y burlarse, bien porque los mandos me lo encomedaron… o sería por las dos cosas. En los desfiles siempre lo colocaban delante de mí, - el día de la jura no sé por qué no fue así- con el fin de que, cuando cambiase el paso, yo le corrigiera avisándole, que las más de las veces no tenía más solución que darle un puntapié en el talón para obligarle a hacerlo. En muchas ocasiones se me cabreaba y estaba a punto de montarme un espectáculo en medio del desfile… pero era encantador por su inocencia, por su sencillez…¿A que le ves cara de bueno? En una ocasión me pidió un pitillo en su medio lenguaje gallego- español…-“Hermosilla, ¿tes un pito?” Y yo le contesté con un poco de humor :” Como todos los hombres, Carneiro”. Él , que era bastante listo, entendió la broma y dijo: “ De exos, no,home. Es para fumare…!”
(Compañía de Sanidad. Vista de los barracones)
Todavia pasé un mes o dos más en la compañía, continuando la formación pero ya cambiando las tiendas de campaña por barracones de madera, y el “comedor de arena” por un sala en la que habia mesas y bancos… todo más decente, vamos. Tuve que aprender en este período cómo realizar la Sanidad de Montaña, especialidad que tenía esta Compañía en Ifni dado lo accidentado del terreno, para lo cual hube de aprender a manejarme con mulos, que constituían las “ambulancias” en caso de necesidad. Todo un poema… sólo tienes que mirar la foto.



martes, 28 de octubre de 2008

La mili (III)





El campamento de reclutas se encontraba en la parte alta de la ciudad y alejada de ésta como unos dos kilómetros. Ni un solo árbol, ni una sola sombra… sólo piedras y unas plantas de la familia de los cactus – llamadas “tabaibas”-, de no más de 10 o 20 cms. de altas, sobre las que había que tener sumo cuidado de no caerse si no quería uno convertirse en un acerico.

Casi cinco mil reclutas nos disponíamos en tiendas de campaña que podían alojar a unos veinte soldados cada una.. Eran circulares –parecidas a un circo pequeño- y estaban provistas de unas banquetas de hierro, sobre las que se instalaban unas tablas de madera para depositar encima una colchoneta de borra, casi tan dura como la madera. Todos los días se tenía que desmontar todo y dejarlo recogido, para dejar la tienda despejada y limpia.



(Los de la tienda, en un momento de relax)

Los días iban transcurriendo lentamente, entre las clases teóricas, la instrucción, las marchas,… las mil y una peripecias y anédoctas que seguramente tú también has vivido o te han contado tus padres o amigos. Quizás las tardes eran las más esperadas, ya que el abrasador calor de África se retiraba para dejar paso al fresquito vespertino y, ya en la noche, a un frío bastante intenso; es el contraste del desierto: de día te achicharras y de noche te congelas. Era el tiempo de leer las cartas de los amigos, de la familia, de la novia… de escribir contando muchas mentiras sobre lo bien que te encontrabas allí para que tus seres queridos no sufrieran. Era el tiempo de los paseos con los buenos amigos que ibas haciendo, la hora de las confidencias, la de apoyarse en la amistad para poder sobrellevar todas las fatigas del día, la ausencia de tu pueblo y de tu gente, la paciente espera de ver pasar los meses para la ansiada licencia.
La comida la hacíamos en una “gran mesa común” –como podrás comprobar en la foto-, es decir, en el “puritito suelo”, como diría un mexicano… También podrás observar en ella los platos de que disponíamos, o sea, ninguno, ya que había que utilizar la marmita en la que se depositaba la comida de los platos primero, segundo y postre. En la parte más profunda iba el primer plato-judías, lentejas, garbanzos, etc..-, en la tapa la carne-de camello-, o pescado, cuando había, y la fruta en la mano. ¿Y las servilletas? Jejeje, si te ví no me acuerdo… Los cubiertos se disponían en un solo bloque, para que no se perdiesen, porque en la mili, querido amigo, podías perderlo todo, hasta la vergüenza, pero nunca el cubierto o la gorra.




(Vista general del “comedor”).

Lo más escaso era el agua porque no quiero que olvides que estamos en África. Las duchas eran colectivas; pero no como esas que se ven en las películas americanas, ¡¡noooo!! Eran como un pasadizo por el que cabía una persona a lo sumo y del que pendían las duchas; entrabas por un extremo y salías por el otro. Las más de las veces no te daba tiempo a enjabonarte y, si ese día se acababa el agua a medio duchar –hecho bastante frecuente- al salir de la ducha contemplabas a la gente y te partías de risa –por no llorar, claro- ya que parecíamos indios a los que se habían pintado para la guerra contra los rostros pálidos. En estos tres meses aprendimos “la instrucción”, a pegar tiros, a lanzar bombas de mano, a distinguir las estrellas de los jefes, en fín, todo eso que se enseñaba y que, por lo menos, nos hacía los días más cortos. Y de aquí, cada uno a su regimiento, tras la jura de bandera, para iniciar una nueva etapa, que te cuento otro día. Un abrazo, amigo.

lunes, 27 de octubre de 2008

La mili(II)

Aunque yo no me lo creía ni de coña cuando me dieron la noticia, me tocó hacer la mili en África, concretamente en el territorio de Ifni., en dónde, dos o tres años antes, se había desarrollado una guerra con Marruecos, al pretender éste la conquista de aquel enclave español, situado al sur de Marruecos y al Norte del Sáhara español. Ni que decir el disgusto de mis familiares y amigos pues, unido a la mala suerte de tener que desplazarse a tan lejanas tierras, se daba la circunstancia de que en aquella contienda falleció el Alferez Rojas Navarrete, muy vinculado, tanto él como su familia, a mi pueblo.
Como solía ocurrir por entonces –ahora pienso que también, -aunque se diga lo contrario- se buscaron influencias para librarme de aquel destino, pero fue todo inútil. Y eso que se recurrió nada más y nada menos que al Director General de Plazas y Provincias Africanas, el general Díaz de Villegas, al que el padre de mi novia le estaba construyendo un cortijo en mi pueblo. Lo único que pudo conseguir este alto mando fue que me destinaran a la Compañía de Sanidad, como mal menor, puesto que, según sus propias palabras, al que le tocaba Africa no lo libraba ni su padre. Meses más tarde me trasladé a Úbeda, a la Caja de Reclutas, en donde partí hacia Cádiz. Allí, tras una noche pernoctando como un fardo de carga en unos almacenes del Puerto, embarqué hacia Canarias, a la que tardamos en llegar tres largos días. Llegamos de noche y, con nuestros petates a cuestas, nos trasladamos a un campamento militar en donde se nos facilitó el uniforme de soldado.
Para mí, el cambiar mi atuendo civil por el militar fue una de las sensaciones más desagradables de este período de mi vida. Era como si dejases tu personalidad y te revistieses de otra totalmente extraña; me sentía mal, se me hizo un nudo en la garganta y tuve que aguantarme las ganas de llorar. Aquel momento me revistió de soledad y tristeza, la oscuridad de la noche, en aquella solitaria tienda de campaña, me hizo acumular en mi memoria todo lo bueno que había dejado atrás: pueblo, familia, amigos, cariño… Pronto el cansancio me dejó dormir hasta que un estridente sonido de trompeta me devolvió a la realidad. Cuando me incorporé y me vi a la luz del día, casi me dieron ganas de arrojarme al mar y volver a casa nadando. ¡Me sobraba ropa por todos los lados! Dios mío, debieron darme tres o cuatro tallas mayores que la mía.
Casi sin darme tiempo a tomar conciencia de mi situación me vi en un avión, en el Aeropuerto de Gando, camino de mi destino: Ifni. Fueron dos horas largas por encima del mar hasta que avistamos tierra africana. En ella me esperaban dieciséis largos meses de “servicio a la Patria”…



domingo, 26 de octubre de 2008

La mili (I)

(Monumento al General Capaz. Plaza de España. Sidi-Ifni.Africa)


A todo esto, querido amigo, yo ya tenía que estar en la “mili” y contándote batallitas allí. Hay que ver la de cosas que se pueden contar… En fin, antes de nada hagamos un pequeño preámbulo, para los no iniciados en el tema. “Los “quintos” han sido una de las tradiciones más arraigadas en España a lo largo de este siglo XX, pero sobre todo es en los medios rurales donde su estampa es más familiar y más cercana. Las calles del pueblo tenían un aroma especial, los mozos se apoderaban de ellas con sus coplas, la mayoría de las veces de tono subido o indicando que esa quinta era la mejor de todas. También solicitaban propinas para posteriormente pagarse alguna juerga.
Ramiro Álvarez nos cuenta cómo eran los quintos de su época:“... Varios días antes de celebrarse la talla (momento más importante de los quintos, además del sorteo), se iban juntando en pandillas para la víspera de la talla e iban casa por casa pidiendo para comprar una arroba de vino (16 litros).Cuando iban por la calle cantaban coplillas y cada cual daba dinero según sus posibilidades y le daban a beber al que había dado dinero un trago de la garrafa de vino.El mismo día de la talla, los familiares y amigos visitaban la casa del quinto y allí eran obsequiados con pastas, garbanzos tostados, etc.. así como con la correspondiente bebida (vino, mosto, gaseosa, sifón, limonada, etc...) y los visitantes deseaban a la familia que el día del sorteo sacara buen número y estuviera lo más cerca posible de su localidad.También el día del sorteo, el alcalde preguntaba al quinto si tenía algo que alegar a lo que éste podía contestar: Nada.Hijo de viuda pobre.Corto de vista.Pies planos.Tengo un hermano en la mili.Etc.
De esta forma algunos de ellos podían librarse de hacer la mili....”. Francisco recuerda que el día antes del sorteo los quintos entonaban este cantar:“Los quintos somos nosotros,los soldados quién serán,en el balcón del Ayuntamiento el domingo por la mañana Santillos nos lo dirá”.
Normalmente la talla y el reconocimiento tenían lugar en el Ayuntamiento que generalmente estaba lleno por los mozos y sus familiares. El sorteo, al año siguiente, no se realizaba en el Ayuntamiento sino en la Caja de Reclutas de la provincia correspondiente. Allí se iba para saber qué letras habían salido para los diversos destinos. La suerte se echaba entre África y la Península, siendo los destinos de África los peores, llenando de disgusto y pesar a familiares, novias y amigos. Por último qué decir de las numerosas coplillas que los quintos cantaban por el pueblo y en las que alardeaban de ser los mejores quintos o simplemente utilizaban el tono picaresco.Vidal nos hace mención de algunas de ellas:-“Todos los cortos de talla, uncidos en una noria, ya que no sirven a la patria, que rieguen las zanahorias.”-“El Ayuntamiento de Madridejos, el de los siete balcones, donde nos tiene que ver el médico los coj....”-“Las madres son las que lloran que las novias no lo sienten, que quedan cuatro pollitos, y con ellos se divierten.”
Finalmente en 1999 se ha produjo el último alistamiento. Fue la quinta del 82. La ley ha suprimido el servicio militar obligatorio, dando lugar así a un ejército profesional. Pero no olvidemos una cosa: decir en un pueblo pequeño que alguien es “quinto mío” suele llevar implícito el concepto de amistad.”(Tomado de la web)

jueves, 23 de octubre de 2008

La radio


En mi primera vivienda no había radio. Así que hasta los once años o más no supe lo que era tener un aparato de radio en casa. Una de las veces en que mi padre tuvo que ir a Madrid, se nos presentó en casa con un “armatoste”, una caja grande, con dos puertas y lo puso encima de una mesa, en la cocina de casa. Sacó un cable y lo enchufó a la corriente eléctrica, abriendo a continuación las dos puertecitas… un ooooohhhh! unánime salió de todas las gargantas de los presentes…¡¡una radio!! ¡¡Y que grande!!.
La radio se escuchaba en casa principalmente por la noche. Toda la familia y muchos clientes del bar que se añadían nos disponíamos alrededor de la radio para escuchar aquellos programas entrañables como CABALGATA FIN DE SEMANA, los discos dedicados de Radio Andorra,los seriales “Lo que nunca muere”, “Dos hombres buenos” o “Ama Rosa” que nos tenían en vilo cada día, sobre todo al oyente femenino. Era casi obligado oir “el parte”, es decir, las noticias de Radio Nacional de España que se daban a mediodía y a la noche.Siempre acababan con la interpretación del Himno Nacional. Ya más en la intimidad, y casi de incógnito, los más solían escuchar Radio París y, sobre todo Radio Independiente, más conocida como “La Pirenaica”, apodo por la creencia de que su emisora estaba al otro lado de los Pirineos, cuando la realidad es que siempre estuvo en Moscú.




Uno de los personajes importantes fue Boby Deglané. Los primeros trabajos de este celebérrimo locutor chileno fueron las retransmisiones de combates de "catch" desde el Circo Price de Madrid. Su triunfo vino de la mano de "Cabalgata fin de semana". El programa empezaba a las 22'30 horas de los sábados. El final del programa no era conocido ni por el propio locutor. La cadena SER lo despachó con cajas destempladas tras tenerlo de locutor estrella durante los años 50. Su popularidad fue tanta que apareció en películas ("Historias de la radio" José Luis Saenz de Heredia). Roberto Deglané y Portocarrero. nació en Iquique (Chile) en 1905. Fue oficial de carabineros en 1928. Marchó a Nueva York con la idea de convertirse en piloto. Durante la travesía perdió el dinero que llevaba en una partida de cartas y al llegar a puerto hubo de trabajar de friegaplatos. Un valenciano lo colocó en las cocinas del hospital Montefori, en el Bronx. Estudió periodismo en la Universidad de Columbia y en 1933 se inscribió en un curso de radio de la academia Floyd Gibbons.Volvió a Chile y fundó la revista Interviu que no tuvo ningún éxito. Entró a trabajar en Radio Ribadavia (Argentina). Dedicaron la fluida verborrea de Bobby a narrar combates de catch. Realizó una retransmisión desde el Gran Price de Barcelona a través de Radio Barcelona. En 1935 Deglané se presenta en Madrid como animador de los combates de catch del Price. Meses más tarde, durante la Guerra Civil, fue redactor de la revista "Fotos" en el bando nacional. El primer programa de Deglané en Radio Madrid fue Fin de semana, preludio de Cabalgata fin de semana que iniciaría 10 años despues. Bobby Deglané es el inventor de programas como Carrusel deportivo y todos los formatos de concursos radiofónicos originales.




Otro personaje de gran relieve fue Elena Francis, con la particularidad de que siempre fue un personaje de ficción, extremo que los oyentes no conocían. He aquí algo de la historia.
“CONSULTORIO DE ELENA FRANCIS. Durante los años 40 la radio experimenta importantes cambios y comienza sus años dorados. La programación que hasta entonces era básicamente musical, introduce grandes novedades: seriales, concursos, consultorios... convirtiéndola en compañera y confidente. En este contexto nace uno de los programas más recordados y emblemáticos de la radiodifusión en España:”El consultorio de Elena Francis”.
Dirigido principalmente a la audiencia femenina, el programa atendía a las consultas de las oyentes, ya fueran de belleza, cocina, salud, jardinería... Pero sin duda fue evolucionando con el tiempo hasta convertirse básicamente en consultorio sentimental. Fue un gran éxito desde sus inicios consiguiendo un gran número de seguidores. Pronto se convierte en uno de los programas más populares, llegando a mantenerse en antena durante 37 años.Uno de los misterios que rodeaba al consultorio, era la identidad de la Señora Elena Francis, que llega a convertirse en uno de los personajes radiofónicos más queridos, siendo en realidad un ser ficticio.


La precursora del consultorio fue Francisca Bes, cuyo esposo formaba parte de una próspera familia catalana, los Fradera, poseedores de un importante salón de Belleza y laboratorios cosméticos.Francisca Bes fue la auténtica “Elena Francis”, la persona de quien partió la idea del consultorio, el perfil del famoso personaje, sentó las bases del programa y hasta eligió la sintonía del mismo.” Indian Summer” de Victor Herbert, es la melodía que a todos nos viene a la mente al recordar el consultorio, que forma parte de la memoria colectiva de los españoles.
El consultorio Así pues, el consultorio nace como un espacio que aconseja a la mujer al mismo tiempo que publicita los cosméticos y los servicios del instituto de belleza de la familia Fradera.La andadura se inicia en 1947 en Radio Barcelona, emisora en la que permaneció en antena durante 19 años. Posteriormente el programa se trasladó a Radio Peninsular de Barcelona, perteneciente a la red de emisoras de Radio Nacional de España.La duración de cada emisión era de unos 30 minutos en los que se daba respuesta a 7 cartas. La media mensual eran aproximadamente 168. Para seleccionarlas y responderlas “Elena Francis” contó en sus inicios con un equipo de guionistas que se documentaba sobre los diferentes temas a tratar para buscar el consejo o respuesta más apropiado de acuerdo con los principios morales del régimen del momento.A partir del año 1966 y hasta 1984 año en que desparece el programa, será una sola persona la que se haga cargo de responder a todas las cartas: el periodista Juan Soto Viñolo.La temática de las consultas era muy variada, aunque como hemos dicho anteriormente los problemas de índole sentimental eran los más repetidos.“Elena Francis” respondía con seriedad y con rigor a todos los temas, aunque se censuraban los relacionados con la política. Cuando el caso de las consultantes lo requería , estas eran remitidas a un especialista.Durante los años de la transición, el consultorio tuvo que adaptar sus respuestas a la nueva realidad de España, abandonando la imagen conservadora para hacerse más abierta y liberal..El 31 de enero de 1984 , tras haber caído sus índices de audiencia, “Elena Francis” desaparece definitivamente de las ondas de forma imprevista y provocando cierto alboroto entre los oyentes mas fieles. Sin haberse podido librar del todo de su imagen conservadora propia de otra época, el personaje no pudo sobrevivir a los nuevos tiempos.”

LA SAGA DE LOS PORRETAS.La saga de los Porretas (1977) era uno de los programas de más audiencia de la Cadena SER. Las aventuaras del abuelo Segis y sus conflictos con su nuera Candelaria eran la referencia diaria y divertida en el desayuno de muchos radioyentes.La serie, magistralmente interpretada por Manuel Lorenzo en el papel de Segismundo Porretas, ha sido la de más éxito de la radio democrática.
Con La saga de los Porretas, la comedia costumbrista sustituye al serial lacrimógeno. En plena Transición democrática, la gente se lo quiere pasar bien y prefiere el humor: La saga de los Porretas ofrecía 10 minutos diarios de divertimento con diálogos vivos.«El eje de la situación», es el abuelo, un vitalista total y un auténtico ligón a pesar de sus 80 años, alrededor del que gira no sólo su familia, sino una cantidad de personajes que dan pie a otras situaciones. La acción se sitúa casi siempre en casa del abuelo y en el Casino del Buen Jubilado. Todos los demás contactos se hacen a través del teléfono. Los tiempos siempre son reales (las vacaciones duraban un mes y los embarazos, nueve). La serie recibió el Ondas en 1978.
Duró en antena 12 años (acabó de emitirse el 1 de julio de 1988) Con la llegada de la televisión, se fue relegando la radio a la audición de los partidos de futbol, puesto que las retransmisiones deportivas en la tele eran muy escasas, por parte de los hombres, y a escuchar los seriales las mujeres, ya que todavía no habían llegado las telenovelas y la apertura de los programas de TV se iniciaban por la tarde. En una próxima entrega, hablaremos de la tele, querido amigo.

miércoles, 22 de octubre de 2008

La prensa


Desde muy temprana edad me aficioné a la lectura de la prensa, un bien escaso por aquellos años dada la escasez de todo, refieriéndome no sólo al aspecto material, -no estaba la vida como para ir gastando dinero en la prensa- sino también a la penuria informativa puesto que había pocos diarios en circulación, y todos sometidos a la dura censura de la época. Los periódicos de tirada nacional y que yo tenía a mi alcance fueron el ABC, tradicionalmente monárquico aunque hubiera de guardarse de manifestarse como tal, el ARRIBA, periódico del régimen, más tarde el diario PUEBLO, en el que ya aparecían tímidamente algunas ideas un tanto liberales, el diario MADRID, que acabó siendo cerrado por el Régimen , el periódico deportivo MARCA y el taurino DÍGAME, amen de algún que otro un tanto singular, como EL CASO, que era algo así como los culebrones y “reality show” actuales –¿se escribirá asi?çParticularmente me interesaban, al punto de leerlas con verdadera fruición, las crónicas taurinas de aquel gran periodista llamado Antonio Díaz Cañabate, pues no se limitaba a contar lo ocurrido en el ruedo, sino que eran de un contenido cultural impresionante. En ocasiones, después de leer toda un crónica sin la más ligera alusión a lo acontecido en la corrida, este genio terminaba con una corta frase en la que decía, más o menos, “en el ruedo no sucedió nada digno de mención”. La corrida podía ser un fracaso, pero nunca los artículos periodísticos. Te copio, querido amigo, una de aquellas crónicas entrañables:

“Estamos en la plaza de toros de Jerez. Son las siete de la tarde. ¡Qué hermosura de color y de color! ¡Qué buena amalgama la del calor y el calor de la Baja Andalucía! Tenemos sed. ¡Qué bien vendría una copita de vino!. Curro Romero está en el ruedo. Clarines del último tercio. Curro Romero no coge la espada ni la muleta, sino una botella y un catavino. ¿Cómo va a torear con un catavino y una botella? ¡Ah!, es que el catavino tiene la forma de una muleta y la espada es la botella. Tenemos sed. Estamos sedientos por ver el arte del toreo que duerme hace tiempo en las soleras de muy poquitos toreros. Curro Romero nos lo va a servir. ¿Fino? ¿Oloroso? ¡Vaya por el oloroso! Empieza a torear; cada pase un sorbo. El vino de Jerez, como todo lo exquisito, es preciso saborearlo lentamente. lentamente torea Curro Romero. Al cuarto o quinto pase, ya estamos peneques, ya baila y brilla en nuestros ojos la embriaguez que se deriva de lo bello. Los pases se suceden con espacio y despacio. El toro es noble, acude dócil, pero es necesario tirar de él, templarle. El toro tiene su temple. El torero tiene el suyo. Se unen los dos. Arte puro. Ni una sola vez, una postura forzada o violenta. Ni por asomo aparece el mal gusto. Los pases se suceden variados. Su remate no es el de pecho. Cada remate es distinto. A cuál más graciosos y garbosos. A cual más torero. el vino oloroso de Curro Romero ya se nos ha subido a la cabeza. La plaza de toros de Jerez está borracha de euforia. ¡Qué a punto grita el ole! ¡Ole! ¡Qué buen son el de las palmas! ¡Vino del toreo oloroso! ¡Aromas de la solera del toreo! La solera del pase natural de Curro Romero que se va desparramando en el aire como el perfume que se expande al descorchar una botella de vino de Jerez. El toro y el torero a compás giran parsimoniosamente. La muleta parece que quiere abrazar al toro. El toro la esquiva no con brusquedad, sino blandamente. es inútil que me embale en acumular metáforas. El pase natural de Curro Romero hay que verlo.” (Antonio Díaz Cañabate, ABC ,Curro Romero, un torero de leyenda)

Con el tiempo, una vez que uno de mis queridos maestros –Don Ignacio Quesada- se trasladó a Linares, no sé de quién partió la idea, pero se me propuso para sustituirle como corresponsal del Diario Jaén en Navas de San Juan, mi pueblo. Ya había hecho yo mis pinitos periodísticos en la Revista Local “Stella”, pero esta propuesta me llenó de ilusión ya que, como te apunté al principio de la historia de mi vida, mi vocación e ilusión fue siempre la del periodismo. Solo pude estar unos pocos años al presentarse pronto mi marcha al servicio militar y, a renglón seguido, el comienzo del ejercicio de mi carrera educativa. De todos modos, esta etapa me sirvió para conocer a mucha gente famosa, sobre todo toreros, que venían por estas tierras a dar capotazos. En mi carpeta de recuerdos todavía conservo algunos recortes de crónicas que, sólo como curiosidad, te muestro a continuación.

martes, 21 de octubre de 2008

Los tebeos

(Publicado en el antiguo "Mi pasado")









Nuestro querido y buen amigo José María, me ha recordado en uno de sus entrañables comentarios, que todavía no he escrito nada sobre “Los Tebeos”, unas publicaciones características de la época y que han tenido distintas lecturas por los “sesudos y sabihondos” de turno… Que si eran un modo de adoctrinamiento, que si el Guerrero del Antifaz era fascista, que si Roberto Alcázar y Pedrín eran de derechas y machistas, que si, que si… bueno, todo lo que a ellos les viene en gana pensar… O no vivieron en aquella época, o no leían tebeos, o eran tan sosos como ahora, porque la realidad fue bien distinta.
El primer tebeo que recuerdo fue El Guerrero del Antifaz, que vio la luz en el año 1944 de la mano del genial dibujante Manuel Gago.
Mis hermanos empezaron a coleccionarlo desde el número uno, siendo fieles todas las semanas a su adquisición hasta el último ejemplar. Si piensas que en casa teníamos la colección entera no te equivocas, aunque en la actualidad solo conservo unos pocos ejemplares que se salvaron del “pillaje”, y no te cuento lo que pasó porque no viene al caso. En casa estábamos todos los hermanos pendientes de las aventuras de este héroe cristiano, desterrado por su gente por creer que se trataba de un renegado árabe; despreciado por los árabes, por considerarlo un “perro” cristiano. Su amor, la condesita Ana Maria, su fiel escudero Fernando, el conde de Roca, el conde de Torres, Alí-Kan -rey moro, que creía ser el padre del Guerrero y al que odiaba-…

“El éxito de la saga del Guerrero del Antifaz fue fulminante, entre otras cosas por la combinación tan bien realizada entre los dibujos y los guiones, con una historia dramática de arranque que apasionó desde el primer momento, un escenario que es el de la lucha entre moros y cristianos en la época de los Reyes Católicos cuando éstos pretendieron unificar España y echar fuera del territorio nacional a los árabes. Es a veces romántico y en otras ocasiones brusco y cruel. El lenguaje utilizado, propio de la época, las acciones que se nos muestran, que están cargadas de pasión, con personajes que aman y odian, que evolucionan y pueden morir, como de hecho ocurre con varios de ellos. La violencia mostrada visualmente en estas aventuras a través de cárceles y mazmorras, torturas, sadismo y la enorme sensualidad de las mujeres que van apareciendo a lo largo de la saga, ejercieron también un poderoso atractivo para todos los lectores de la época y si bien al principio iba dirigida, por ser simplemente una colección de "tebeos", al público infantil, debido a la trama argumental tan bien desarrollada y tan cargada de emotividad, provocó que fácilmente los no tan jóvenes se pudieran enganchar rápidamente a esta historia trepidante llena de aventuras.” (De la web).




También fueron mis héroes los protagonistas de la serie “Roberto Alcázar y Pedrín”, un detective y su ayudante que protagonizaron innumerables aventuras, persiguiendo a ladrones y asesinos. “Roberto Alcázar es un periodista e intrépido aventurero que viaja a Argentina en un trasatlántico, para cobrar una herencia. Durante el trayecto descubre a un polizón: Pedrín, un joven muchacho al que adopta como ayudante.Unos años más tarde, Roberto pasa a trabajar como agente de la Interpol y sus aventuras adquieren un carácter cosmopolita al ser narradas desde los países más remotos del mundo.Su mejor arma, los puños. En casi todas las aventuras, conseguía reducir a los villanos a fuerza de puñetazos.”

Otros de mis favoritos fueron El Jinete Fantasma, el Pequeño Luchador, El enmascarado, la serie policía FBI, Hazañas Bélicas… y ¡como no! el TBO, como la gran revista de humor de aquella época. “En España las historietas no se popularizaron tanto como en otros países. Los cómics españoles surgieron de la revista TBO. En dicha publicación aparecieron personajes tan conocidos por como el profesor Franz de Copenhague, que tampoco aprobó nunca las matemáticas o la familia Ulises. Otras famosas revistas dedicadas al humor fueron Pulgarcito. Incluso había una revista dedicada a chicas que se llamaba Lily. Las historietas de aventuras fueron bastante populares durante los años 50-70. A diferencia de los superhéroes americanos, nuestros héroes pretendían ser históricos. El Guerrero del Antifaz empezó a editarse en 1944. Es por tanto, nuestro primer héroe enmascarado. El Capitán Trueno corre numerosas aventuras al lado de sus inseparables amigos Goliat y Crispín, a los que se suele unir la bella Sigrid. El Jabato es un íbero que, lucha siempre al lado de los más débiles. Otro personaje destacado es el Corsario de Hierro. El tebeo de producción española ocupó en aquellos años un lugar de honor poniendo al alcance de todos los bolsillos materias tan impagables, en época de escasez, como ilusión, entretenimiento, cultura.” En fin, que yo me divertía leyendo los tebeos y, en cierto modo, adquiría cultura, pues gracias al Guerrero del Antifaz podía visitar Argel, Túnez, Turquía, Arabia, viajar por el Mar Mediterráneo… conocer que era un emir, un alfanje, una cimitarra, una espada toledana, que era un razzia, un harén, una hurí , un mameluco… y todo eso con poquísimos años…
Los tebeos se compraban , se vendían, se cambiaban, se alquilaban, se leían en las siestas a la sombra de un árbol, se comentaban, se coleccionaban, se imitaba a los héroes en sus innumerables virtudes y, contra lo que podría creerse, no generaban violencia. Con la llegada de la televisión en los años sesenta, los tebeos fueron desapareciendo poco a poco, con la misma velocidad con que en cada uno de nosotros lo iba haciendo también nuestra infancia y juventud…

domingo, 19 de octubre de 2008

Mis estudios de Magisterio

Al término de la Reválida de Cuarto existía la opción de hacer el Bachiller Superior o comenzar una carrera, entre las que se encontraba Magisterio. Ya te apunté, buen amigo, que, para estudiar por libre sólo me quedaba esta opción. A mi me hubiera apetecido estudiar periodismo, pero… no me lo podía permitir. Menos mal que la enseñanza era algo que me gustaba y por la que sentía desde muy pequeño una gran atracción.
Comencé, por tanto, a preparar las asignaturas por libre, esta vez bajo la tutela de una gran profesora, joven, bien preparada, que llevaba poco tiempo en el pueblo. Éramos un pequeño grupo y dábamos las clases en su casa. Recuerdo con muchísimo cariño sus clases de Literatura, pues ella me abríó el gusto por esta disciplina, por la lectura, por el análisis, por la poesía… También estaba bien dotada para las Matemáticas, la Historia, la Geografía… y bien que se notó su mano en nosotros, ya que aprobamos los dos primeros cursos con buenas notas. Pero tuve la desgracia de que se marchó destinada a otro pueblo y esto supuso un contratiempo para el curso de mis estudios. Ese año me preparé yo sólo pero, al ver que la cosa no iba bien del todo, me inscribí como alumno oyente de la Escuela de Magisterio de Jaén, en donde logré casi superar el curso, quedándome dos asignaturas que, más tarde, recuperé en Granada.
Y tú te preguntarás…¿Por qué cambiar de ciudad? La razón hay que buscarla siempre en el aspecto económico pues ahí se habia trasladado un gran amigo que, desinteresadamente me brindaba su casa para la época de los exámenes. Durante mis estudios estuve dando clases particulares en mi casa a niños del pueblo, con el objetivo de obtener algún dinero para costearme la carrera y así ser menos gravoso a mis padres y hermanos, a los que no tengo palabras de agradecimiento por sus muchos sacrificios. Para que yo estudiara ellos tenían que trabajar, no pudiendo contar conmigo para las faenas del bar.

(Con mi grupo de Aspirantes de A.C.)

Sólo en la época de vacaciones yo me incorporaba como ayudante de camarero, realizando todas las faenas que se me encomendaban. Nunca escuché ningún reproche por ese trato de favor que se me daba. Me consta que fueron muy generosos conmigo, lo que nunca dejé de agradecerles. Esta favorable actitud me hacía superarme en cada momento para corresponder a lo que hoy yo estoy seguro que se trataba de un cariño verdadero. Gracias, padres; gracias, hermanos…

jueves, 16 de octubre de 2008

Coros y Danzas






Así expresado –Coros y Danzas- cualquiera que tenga idea de lo que acontecía en aquellos tiempos, podría pensar que era una actividad de la Sección Femenina de Falange. Nada más lejos, pues se trató de una más de las muchas actividades que la Acción Católica llevó a cabo en mi pueblo. Quiero, sin embargo, romper una lanza en reconocimiento de uno de los fines de la Seccion Femenina–aparte de los políticos, que como sabes, yo no quiero entrar a criticar- y que consistió en la recuperación de gran parte de los usos y costumbres de los pueblos de España. No sólo en sacar a la luz los bailes y cantos ya casi olvidados, sino en multitud de costumbres y usos que, de no ser por esta institución, posiblemente hubieran caído en el olvido.
Esta actitud nuestra de colocarnos a la altura de, -podríamos decir-, la única institución estatal, nos acarreó algunos problemas, como te contaré más adelante. Un grupo de chicas, más la aportación de la Rondalla y una vocalista, a base de mucho ensayo, de visitar en Jaén otros grupos de estas características, de ir recopilando de unos y otros sitios bailes y cantos típicos, dieron en formar el conjunto de Los Coros y Danzas de la Acción Católica de Navas de San Juan.

Un día a la semana había ensayo general, aunque la Rondalla y las chicas por separado tuvieran otro día para sus ensayos particulares. Recuerdo aquellos primeros bailes, “La jota de Villanueva”, una de cuyas letras decía:
“La Virgen de la Fuensanta
Patrona de Villanueva
Tiene la cara más guapa
De la provincia jaenera.
Tus ojos,morena,
Me matan a mi,
Y no me ha matado
La Guardia Civil”
Otra jota, “La uva”, decía:
“De la uva sale el vino
De la aceituna el aceite,
Y de mi corazón sale, ¡ay!
corazón para quererte”

Con el tiempo se fueron incorporando sevillanas, verdiales, malagueñas, fandangos de Huelva, etc, la jota típica de mi pueblo –Los Mayos- , y lo que para mí era una joya, “El bolero de Jaén”, una maravilla de música y de coreografía, que nos hizo sudar la gota para aprenderlo, pero que también nos dio multiples satisfacciones.

Tuvimos multitud de actuaciones por toda la provincia aunque yo destacaría una en particular. No sé si recordarás que hubo en Sevilla la inundación de un río poco nombrado, El Tamarguillo, pero que provocó una gran catástrofe en la ciudad sevillana. Te copio un pequeño texto para que recuerdes: “En Noviembre de 1961 el Tamarguillo se desbordó, como consecuencia de que cayeron en Sevilla en un corto espacio de tiempo trescientos litro por metro cuadrado, afectando a barrios enteros, La Calzada, el Cerro del Águila, San Bernardo, El Fontanal , el Tiro de Línea, la Puerta Jerez, llegando el agua hasta la Campana. La cosa fue tan grave que declararon Sevilla zona catastrófica. Fueron tantos los sevillanos que se quedaron sin hogar que se organizó un mes mas tarde, una cabalgata que partió desde Madrid la llamada Operación Clavel, capitaneada por el popular locutor de radio Boby Deglané , que acabaría en tragedia como consecuencia de un accidente aéreo .”(Tomado de la web)
Una emisora de radio provincial, Radio Villacarrillo, organizó una cuestación para recaudar fondos para los damnificados, que culminó en un gran Festival en un teatro de dicha ciudad, al que nuestros Coros se ofrecieron desinteresadamente para actuar en el mismo. Y aquí se presentó el problema, posiblemente el único problema que yo tuve con “el Régimen”, y si te lo cuento es más por lo que tiene de anecdótico, que no por otras razones. Ahora verás… El Sr. Alcalde –y Jefe Local del Movimiento- por aquellos entonces, se enteró de nuestra participación en el Festival, que había adquirido una gran importancia por la propaganda de la citada emisora. Posiblemente pensó que ese “tanto” se lo tenía que apuntar él, así que, ni corto ni perezoso, nos citó en el despacho de la alcaldía para pedirnos, con mucha amabilidad, que fuésemos en representación de la Sección Femenina y que la Jefe Local de la misma fuese al frente de la comisión. Respetuosamente respondimos al Sr. Alcalde que no podíamos complacerle, puesto que ya éramos conocidos en gran parte de la provincia por nuestra pertenencia a la Acción Católica, y que también deseábamos que así se nos reconociera en el Festival y por medio de la ondas, ya que sería retransmitido por Radio Villacarrillo. Nos despidió con cajas destempladas pero creímos que ahí terminaría su enfado. Al día siguiente nos volvió a llamar para hacernos la misma propuesta, pero amenazando seriamente. Entonces nos negamos a ir, a lo que el muy ilustre Sr. Alcalde nos conminó con las siguientes palabras: “Si no van ustedes a ese Festival en representación de la Sección Femenina, les mandaré a la Guardia Civil y dormirán todos en el calabozo.” Dimos la callada por respuesta y nos fuimos. Más tarde, este señor llamó al Consiliario de A.C. y parece ser que llegaron a un acuerdo de que la Jefe Local nos acompañase.

Llegado el momento de la presentación del grupo en el Festival, fui yo el que tomé el micrófono y,con la autorización de todos los miembros de los Coros y Danzas que asumían el riesgo, dije las siguientes palabras a sabiendas de que todo el pueblo de Navas, toda la provincia, y, seguramente, el Sr. Alcalde, nos estaría escuchando: “Señoras y señores, a continuación tenemos el gusto de actuar para todos ustedes, y como colaboración para los damnificados de las inundaciones de Sevilla, ¡LOS COROS Y DANZAS DE LA ACCIÓN CATÓLICA! de Navas de San Juan.”, recalcando el nombre para que todo el mundo se enterara bien. Casi todos pensábamos que aquella noche dormiríamos en el cuartelillo, aunque, afortunadamente, no fue asi… Para que luego digan que la Iglesia y la Falange se llevaban bien…


martes, 14 de octubre de 2008

La serenatas


Otra de las actividades de peso que tuve en aquellos años fue la de la creación y puesta en funcionamiento de una Rondalla. Un grupo de amigos, interesados por la música, con una falta total de medios ya que los instrumentos eran prestados, nos lanzamos a la aventura de formar un grupo musical de cuerda, sin tener idea de lo que era un pentagrama, sólamente con el buen oído que, por lo visto, teníamos de manera natural. Publiqué un artículo en una revista local -"Stella"- acerca de una de las actividades de la rondalla: las serenatas. Me vas a permitir, estimado amigo que te entresaque unos párrafos, pues no quiero cansarte con detalles que igual no te interesan. Ahí van: "Corrían los años cincuenta cuando la primera generación de la posguerra estrenaba su edad dorada. Adolescencia y juventud estallaban en un ambiente sereno, a medio camino entre los dolores de una contienda fratricida y la esperanza de una no muy lejana apertura a la democracia. En este pueblo, en nuestro pueblo de Navas de San Juan, la juventud experimentó un inusitado interés por diversas formas culturales. Interés por la lectura, por la música clásica, por el teatro, por el folklore, por el deporte... Una serie de coordenadas parecieron confabularse para que esos años fueran fructíferos en todos los sentidos. Y una de esas manifestaciones fue la creación y funcionamiento de “La Rondalla”. En el pueblo existían grandes maestros de la música de cuerda. “El Tío Laguna” y su hijo(guitarras), Juan José Olivares(laúd) y Olivares “el talabartero”(bandurria), entre otros; pero no formaban un grupo más o menos organizado, sino que, ante cualquier acontecimiento solían juntarse para actuar, casi siempre en un ambiente muy familiar. Y a la sombra de estos maestros, surgió la afición de un grupo de jóvenes que decidieron la creación de una rondalla. Inicialmente la componían Juan Olivares –hijo de Domingo-, Juanito Olivares –hijo de Juan José-, Juan Pedro Olivares –hijo de Julián- , Andrés Martínez y Pedro Hermosilla. Dos guitarras, dos laúdes y una bandurria. Tras un periodo de duro y largo aprendizaje, una de las funciones de la rondalla fueron las serenatas; una costumbre secular que había caído en desuso y que casi nadie practicaba ya.
Rondar a la chica, bien fuera novia o pretendiente, cuando ya la noche avanzaba y se esperaba el nuevo día, –“cuando la aurora tiende su manto,
y el firmamento viste de azul,
no hay un lucero que brille tanto,
como esos ojos que tiene tu”-,
las notas y acordes de la rondalla, el canto suave de sus integrantes, eran como un torrente de amor de la calle a la alcoba. "
"Era tradicional que en el Día de la Inmaculada de cada año, la rondalla comenzara siempre su noche de música y canto en la puerta de la Iglesia Parroquial, saludando a la Madre con el canto de “Las Mañanitas” y algún que otro canto mariano popular. Esto hacía que los mozos del pueblo se fueran agregando a la comitiva que iba recorriendo, prácticamente, todas las calles del pueblo, con un ritual característico y solemne. Antes de llegar a la puerta de la casa en la que se celebraría la serenata, la rondalla se acercaba lentamente entonando un pasacalles. “La marcha de los cosacos, de Katiuska”, “La Tuna pasa”, “Carrascosa”, etc... Anteriormente, la persona que encargaba la serenata, escogía los temas que se interpretarían y era curioso observar como, dependiendo del tipo de relación existente, se elegían unos u otros. Así, si era una relación ya firme sonarían, entre otras, las estrofas de “Llorona”
“¡Ay de mi, llorona, llorona,
llorona llévame al río!
Y abrígame en tu regazo,
que vengo muerto de frío”
Si se quería lisonjear, alabar...
“Lucerito luminoso,
claro como el agua clara,
bellos como el mismo cielo
son los ojos de mi charra”
Si la pareja había roto o estaban disgustados... “Tú, solo tú...
has llenado de luto mi vida
abriendo una herida
en mi corazón”
Cuando alguna familia no aprobaba el incipiente noviazgo...
“El cielo y el mar parecen
que se quisieran juntar,
allá donde el sol se esconde,
pero juntos nunca están”.
Una vez concluida la serenata, la rondalla se iba alejando con el mismo ritual que a la llegada. Y así, aquel rico repertorio de canciones españolas (Los Xey, Los Cinco Latinos, Antonio Machín, Raphael, etc..), mexicanas (Los Panchos, el Trio Calaveras, Jorge Negrete, Miguel Aceves Mejias,...) las románticas sudamericanas, italianas, etc... proporcionaba un precioso caudal en el que elegir la canción adecuada para cada ocasión. Toda una noche, frías noches de invierno, donde el silencio se rompía solo unos minutos y la brisa tornaba en música."

lunes, 13 de octubre de 2008

La Acción Católica (III)


Varios años dando patadas a un balón, en los ratos que me dejaban libre los estudios, dieron para muchas alegrías, pero también para muchos sustos y anécdotas. En el pueblo no teníamos rival, así que hubo que intercambiar contactos con los pueblos de alrededor y aquí es dónde ocurren realmente los problemas.
Siempre que jugábamos en casa , normalmente antes del encuentro que disputaban los mayores, todo transcurría con normalidad. Lo malo ocurría cuando nosotros éramos los visitantes.Una tarde que jugábamos en Vilches, pueblo que “gozaba” de una, seguramente infundada, mala fama de brutos –y que me perdone, si alguno de sus habitantes me lee- todo transcurría con normalidad mientras el equipo local iba ganando el encuentro. Llegado el empate, aquellos jugadores y público empezaron a ponerse “nerviosos” y alguna que otra “peladilla” empezó a caer en el campo de juego, buscando nuestros tobillos. Lo trágico sobrevino cuándo desempatamos: las peladillas se convirtieron en auténticos pedruscos y todos nosotros, como proyectados por el mismo resorte, empezamos a correr campo a través, seguidos por la masa de público y jugadores contrarios, en dirección a las afueras del pueblo en donde nos pudo recoger el camión o camioneta que nos había transportado.
En otra ocasión, disputamos un partido en un pueblo, cerca de Arjona, llamado Escañuela. El campo de fútbol era un terreno que tres días antes había estado sembrado de garbanzos, por lo que, después de su recolección, había quedado con la tierra suelta, con grandes hoyos y desniveles, haciéndose casi impracticable cualquier tipo de juego. No obstante, estábamos allí para jugar y jugamos. Aquella tarde ganamos por 2-6, siendo yo el máximo goleador con tres dianas. No hubo ningún incidente reseñable, portándose el público muy deportivamente con nosotros y aplaudiendo el buen juego. Al término del encuentro, en medio de los aplausos de despedida de aquel maravilloso público, súbitamente veo acercarse a mi a un grupo de personas que, con mucha educación me pidieron que si quería que me llevasen a hombros hasta el pueblo, pues era costumbre hacerlo con la “figura” del partido. Yo, muy orgulloso, no opuse ningún tipo de resistencia y me dejé llevar, entre los vítores de aquella buena gente. Muy poco después, vuelvo la cabeza atrás y veo que se aproximaban a nosotros dos curas – el de mi pueblo y el de Escañuela- con las sotanas recogidas para correr mejor, gesticulando y dando gritos a la comitiva. Al llegar a nuestra altura, el párroco de aquellos paisanos, les conminó a soltarme y les endiñó una soberana reprimenda. A todo esto yo pregunté con ingenuidad:”¿Pero qué han hecho, don Antonio? Si me llevaban en hombros por mi buen partido…” -¡Que te crees tu eso, Hermosilla! Te llevaban a darte un baño en ese pilar que ves ahí… No te perdonan los tres goles, muchacho”
Mi padre era un hombre al que no le gustaba el fútbol. Decía, cuando se presentaba el caso, que no había visto un juego tan tonto e inútil, ya que veintidós personas en calzoncillos iban detrás de una pelota para meterla entre dos palos. Y encima le sale un hijo futbolista… No veía con buenos ojos el que yo jugara, pero menos que saliera del pueblo a jugar, de modo que cuando tuvimos que ir al vecino pueblo de Arquillos, para que me dejara ir con el equipo, tuve que acceder a que me acompañara… Durante el encuentro apreciaba yo que mi padre seguía con mucho interés los lances del partido, pero que se fijaba más cuando se cometía alguna falta por entradas fuertes. Yo procuraba no estar metido en ninguna de ellas para que no me prohibiera futuras salidas, pero he aquí que un balón rebotado impactó de lleno en mis… ejem… “cataplines”, provocándome el dolor que sólo quien lo ha sufrido sabe lo terrible que es. Caí al suelo retorciéndome pero, en un instante, recordando que mi progenitor estaba presente, me incorporé y simulé que no tenía nada.

Anduve unos pasos como un pato para ver si se pasaba aquel horrible dolor, tratando de aparentar normalidad. Yo creo que mi padre no se tragó la trola de que no me había pasado nada… pero me dejó seguir jugando.

domingo, 12 de octubre de 2008

La Acción Católica (II)



Te contaba en el anterior relato algo sobre el equipo de fútbol de la Acción Católica. Hoy quiero referirte algunas otras cosas y anécdotas sobre esta actividad deportiva que, casi con seguridad, era la única que se practicaba entre la juventud.
El pueblo contaba, por otro lado, con un buen equipo de fútbol senior que solía competir en campeonatos con los pueblos de alrededor, con el consabido aliciente de la rivalidad que, en repetidas ocasiones acababa con batalla campal, sin que llegara la sangre al río.
Creo que a la máxima categoría que llegó fue a Tercera Regional y eran dignos de ver los encuentros que se celebraban en el Estadio San Juan Bautista, no sólo por el espectáculo que se contemplaba en el rectángulo de juego, sino por los distintos modelos de forofos que montaban cada domingo su particular sainete deportivo, como los gritos de Torralba, un señor de gran estatura y voz potente, que exclamaba, cuando el equipo de Navas no hacía buen juego, esta frase:¡¡”Que salgan los Infantileeeeeeeeeeees!!”, como los comentarios del bueno de Segundo, para quien el equipo debería hacer lo mismo que el Real Madrid, como el inquieto de Lendinez, que no paraba de lanzar improperios al juez del línea, al que seguía en todos sus movimientos, como el pacífico Gregorio, que acompañaba con movimientos de su propio cuerpo las distintas peripecias del juego; así él hacía el ademán de rematar de cabeza, de chutar a gol… como si de su colaboración dependiese el lance del juego.
Al pueblo vino una vez un segundo equipo del Real Madrid a jugar un partido benéfico. Aquello fue todo un acontecimiento, pues por entonces fue cuando iban llegando las Copas de Europa y su fama se extendía por todo el mundo.Y me dirás… ¿quién consiguió llevar este equipo a un pequeño pueblo de Jaén, con un terreno de juego de tierra –más piedras que tierra-, sin gradas, con unos vestuarios sin duchas, ni aseos…? Pues mira… mi pueblo tenía por aquellos tiempos varias ganaderías de reses bravas y a los tentaderos de las mismas solían venir muchas figuras del toreo, y otras menos famosas, entre las cuales se encontraba un diestro cuya fama no llegó a trascender, que se llamaba Manolo Navarro. Yo lo ví torear y era una delicia, pero se ve que no tuvo suerte para convertirse en figura. Se daba el caso nada habitual de que este señor también era futbolista –creo que mejor que torero- y llegó a jugar con el primer equipo del Madrid; eso debió ser la causa de que, por medio de algún ganadero, le arrancase la promesa de que el mejor equipo del mundo fuera a mi pueblo para un encuentro, como he dicho, benéfico.
Entre mis fotos familiares he encontrado también la visita que efectuó, para jugar un partido con el equipo de Navas, un portero famoso del Sevilla C.F., suplente del gran Buyo y que se llamaba Manolín. En la foto se le ve junto a mi hermano Diego y a mi primo Pedro.Me ha parecido conveniente haber hecho este paréntesis para hablar del equipo senior, al que con los años se fueron incorporando los que jugaban en nuestro equipo de infantiles.

viernes, 10 de octubre de 2008

La Acción Católica (I)


Hay hechos en la vida que influyen decisivamente en la formación y posterior personalidad del ser humano. Los padres, el colegio, las amistades, el entorno socio-cultural…, suelen conformar casi con seguridad el posterior desarrollo personal de cada uno. Es lo que suele llamarse educación: buena, mala o regular, adecuada o no, acertada o disparatada… pero, que al fin y al cabo nos condiciona a lo largo de toda nuestra existencia. Bien es verdad que uno es dueño de su barco y puede corregir el rumbo en cualquier momento de su vida, pero siempre, esta herencia recibida en los años de la juventud suele influir bastante a lo largo de nuestro navegar por el mar de la vida.
¿Y por qué me he puesto un poco “filosófico”, querido amigo? Sencillamente porque, al recordar esta larga etapa de mi vida, llego a la conclusión de lo que supusieron para mi, y para multitud de mis amigos y coetáneos, la influencia de la Acción Católica. Soy consciente de que a muchos todo esto le sonará a clericalismo, a beatería, a haberse sometido a la influencia de las sotanas, en fin, a todas esas cosas en contra que tanto suenan ahora y siempre han sonado… Mi obligación es contarlo y, si puede ser, desenmascarar a esa “mala prensa” que no ha sabido ver más allá de la punta de su nariz, que no ha profundizado en el estudio de los hechos. Como siempre te he dicho no me creo en la posesión de la verdad, pero sí estoy convencido de lo que es mi verdad y lo bueno o malo que me ha acarreado el seguir sus planteamientos. Con este ánimo te lo cuento todo.
Creo que yo entré en la Acción Católico atraído por el deporte. Se formó un equipo de fútbol y alguien me llamó para formar parte del mismo. Se trataba de una forma de atraer a la juventud de un curita joven, recién llegado al pueblo, tratando así de ganársela y, de paso, contribuir a su formación que, antes de que se me olvide, he de decir que no fue solo religiosa, sino ampliamente cultural, cívica y social. Te digo, por ejemplo –en una época en la que apenas había radios, tocadiscos y, por supuesto, nada de TV- aprendí a oir e interpretar música clásica. Este sacerdote solía hacer audiciones de los grandes maestros,- Mozart, Vivaldi, Verdi, Beethoven, etc- explicándonos el significado, paso a paso, de cada una de sus grandes obras. Me asomé al conocimiento del teatro, cuando se hacían representaciones de teatro leído, para posteriormente realizar representaciones de obras de Casona, los Hermanos Alvarez Quintero, sainetes, etc, en el teatro del pueblo… Luego volveremos a todo esto, ahora déjame que continúe con el fúbol…
O sea, que de golpe y porrazo, unos críos que habíamos jugado en la calle con pelotas de trapos, o de goma, o todo aquello que tuviese más o menos forma esférica, nos vimos en el estadio del fútbol del pueblo, con un balón de cuero –de reglamento, decíamos entonces-, botas, equipación completa, etc. Con el tiempo se formó un equipo bastante competitivo y que, jajaja, solía hacer “sombra” al equipo local de adultos. Te diré que mi puesto fue el de extremo derecha y que, según cuentan, era bastante rápido por la banda con centros que remataban con eficacia los delanteros (No sigo por este camino porque –aparte de que ya no tengo abuela- no vaya a ser que se fije en mi el presidente del Real Madrid). Seguimos otro día…
Alineación:
(De pie, de izquierda a derecha: Torres, Valenzuela, Mota, González, Honrubia,Rojas,agachados: Requena, Maza, Valenzuela(II), Cuadros y yo.
Diego, el botiquin)

jueves, 9 de octubre de 2008

El Frente de Juventudes



Tengo, querido amigo, que salir del camino fácil y meterme de nuevo en contarte más cosas que ocurrieron en mi vida y en la de los que me rodeaban, más o menos lo que se vivía en la España de aquellos años 50 ya…


Casi sin pensar se pasó el bachillerato y se consumió mi preadolescencia. ¿Qué hacía además de estudiar? Bien, pues aparte de jugar en la calle como en otros capítulos te he relatado, aparecen dos nuevos terrenos en los que tuve que entrar, -iba a decir “forzado por las circunstancias”, pero mejor no lo digo, porque hubo total voluntariedad en la decisión- y que fueron el Frente de Juventudes y la Acción Católica. ¿Qué muchachos de aquella época no estuvieron en una u otra institución, o quizá en las dos? Yo creo que pocos… Aparte de los condicionamientos políticos, voy a relatarte que significó en mi vida una y otra institución.


En mi pueblo había una gran casa, que llamaban “Los marines”, a la que yo un día me acerqué movido por la curiosidad y también por el lógico deseo de poder utilizar lo que gratuitamente se me ofrecía. Ahí estaba la sede del Frente de Juventudes, casa dos pisos, con una serie de habitaciones debidamente dispuestas para distintas funciones. Así, había una en la que se encontraba instalada una mesa de ping-pong, en la que se jugaba por riguroso turno; otras para jugar a juegos tales como ajedrez, damas, parchís, etc… Una gran sala que servía tanto para reuniones y charlas, como para la ejecución de distintas tareas, como la redacción, construcción de murales, manualidades, etc., que se organizaban principalmente en las conmemoraciones nacionales más importantes, tales como El Descubrimiento de América, La Primera Vuelta al Mundo, El Día del Libro, La Guerra de la Independencia, etc… así como también en el recuerdo de personajes y gestas históricos importantes acaecidos en nuestra Historia, tales como El Sitio de Sagunto, Numancia, Viriato, Vasco de Gama, el Gran Capitán, El Sitio de Zaragoza, etc., etc.… Se hacía también mención a las distintas gestas de la Guerra Civil y a personajes de la misma, como los episodios del Santuario de la Virgen de la Cabeza, el Alcázar de Toledo, el Día de la Victoria, etc… Las ideas principales que resaltaban entre todas eran las de crear entre la juventud el amor y el servicio a la Patria. No recuerdo que hubiera ningún tipo de adoctrinamiento en otro sentido, ni que en ningún momento se atacara o despreciara a los que perdieron la guerra. Lo cierto fue que todos los niños de mi generación, hijos de uno y otro bando, pasamos por esta institución y más tarde, en el futuro, cada uno siguió su camino sin que, yo creo, fuera influenciado ni poco ni mucho por haber pasado por ella, por vestir o no una camisa azul y una boina roja.


Recuerdo, querido amigo, con bastante cariño mi asistencia a los campamentos de verano; esos días en los que se estaba en contacto con la naturaleza, se vivía el compañerismo, la aventura, las distintas vivencias de las que carecías en el pueblo… Adquirías hábitos de disciplina, de obediencia, de servicio a los demás, de compañerismo, de sacrificio ante las dificultades, de autodominio… Se hacían amigos entre los niños de otros pueblos, que te contaban de su vida, de sus costumbres, fiestas… En resumen, ampliabas el plano de tu formación, distinto al de la familia o la escuela. Poco duró mi paso por el FF.de JJ. porque otra institución entró en mi vida con mucha más fuerza: la Acción Católica. ¿Qué te parece si te lo cuento otro día?
(Reválida de 4º. Foto con mis amigas y compañeras Tere y Cloti)

martes, 7 de octubre de 2008

La matanza


Tener la despensa disponible para todo el año, sobre todo para la recogida de la aceituna, era el fin de la matanza del cerdo que tenía lugar cuando Noviembre empezaba a alborear, de ahí el refrán "por San Andrés, mata la res".
El hecho estaba revestido de una gran solemnidad porque, aparte del trabajo en sí, suponía un acto social, familiar y festivo de primera magnitud. "Los matarifes, casi de madrugada, cogían el cebado gorrino de la pocilga mediante un garfio de hierro que clavaban en la parte baja del hocico y lo arrastraban hacia la "mesa de los sacrificios" que, junto con las "artes" de la matanza, recorrían en en muchas ocasiones los domicilios vecinos que esperaban el turno de los jiferos. Una vez el puerco sobre el banquillo y mientras el fuego ardía alimentado con astilla, sarmiento, leña de olivo y ramón, haciendo arder el agua en la caldera de cobre bruñido en su interior.
El marrano se sacrificaba mediante una certera puñalada en la garganta, por la que, sin sacar el cuchillo, manaba roja e impresionante la sangre, mientras la matancera movía y movía ésta, que iba cayendo a un lebrillo de cerámica, para evitar la coagulación. Acto seguido y ya sin vida el animal, se depositaba en una artesa y, con el agua hirviente y unas cucharas de hierro y piedras de asperón, se despojaba a la víctima de las cerdas y de las pezuñas. Se le extraían los intestinos y las vísceras y se colgaba el cerdo, ya en canal, de las patas traseras a un camal, que era izado por medio de una soga a un agujero del techo abierto expresamente"(R.Quesada).
Pasadas unas horas, se descuartizaba y se preparaban los jamones y el tocino para que se curaran durante varios meses envueltos en sal gruesa. Con la carne del cerdo adobada de distintas formas se realizaban los embutidos (chorizo, salchichones y varios tipos de morcillas) mientras la sangre era aprovechada para elaborar la exquisita morcilla negra o morcilla de arroz de la que se encargaban las matanceras más expertas.
Para aguantar las intensas noches de juegos y bailes-jotas, boleros, corros, pasodobles y los primeros aguilandos- que aderezaban la matanza se preparaba una cena muy especial con sopa hervida, cocido(llamado "olla, porque se ponía en la sartén de la matanza), pringá y ensalada matancera a base de melón, granada, aceite y sal. De la cocción de la morcilla y antes de embutirla se sacaba cierta cantidad -llamada "ajo"- que se consumía durante unos días, existiendo la costumbre de repartir en tazas entre los familiares, vecinos y amigos, encargo que solían hacer las chicas que asistían a la matanza, ataviándose para esto con unos delantales (mandiles) inmaculadamente limpios.
¿Qué hacíamos los niños en las matanzas? Según las mujeres, estorbar; pero nuestra presencia allí tenía una finalidad concreta, pues una vez alcanzada, desaparecíamos como por encanto. Se trataba de conseguir la vejiga del cerdo que, una vez limpia, se inflaba como si fuera un globo y se le daban golpes para que se secara y al mismo tiempo se estirase. De este modo conseguíamos una preciosa pelota, parecida a las de goma, que nos servía para nuestros partiditos de fútbol en la calle. Los más “cocinicas” ayudaban a las mujeres a embutir las tripas de chorizo o morcilla, pero lo más habitual era que en las matanzas estorbásemos más que los perros, por el peligro de andar entre tanto puchero, sin organizar algún desastre.

viernes, 3 de octubre de 2008

Las bodas



Tradiciones ( las bodas )

Antes de narrar lo que fue mi adolescencia y juventud en los años 50, quiero contante, querido amigo, como era la sociedad de aquellos tiempos fijándonos en el reflejo de sus tradiciones, tan distintas y dispares, y, a veces, ilógicas, de las de ahora.
Cuando una pareja quería convertirse en tal, de cara al resto de la gente, el primer paso era que el novio entrara a hablar con los padres de la novia para pedir el consentimiento y aceptación de éstos. Si el pretendiente era aceptado, resultaba habitual que la novia comprara dos arrobas de lana que después iba a lavar a un río, arroyo o pilar a la vez que se preparaba una comida en el campo. Una vez que secado la lana en la casa, se abría todas las noches y esto formaba parte del tiempo que compartían los novios en la casa materna. La tradición marcaba que la pareja se casara cuando el hombre venía de la mili, "cuando había cumplido el servicio", según la expresión al uso.
Era en ese momento cuando se celebraba la ceremonia de pedir a la novia por parte del novio y los padres de éste, y al mismo tiempo se fijaba la fecha del "peditorio" y de la boda que solía celebrarse tres meses después. El peditorio podía ser más o menos abierto. En algunos sólo acudían los familiares más allegados mientras que en otros también asistían amigos y parientes más lejanos. La repostería y las bebidas dulces eran los protagonistas exclusivos del banquete: galletas, mantecados, roscos, caramelos y peladillas para los niños acompañados de una bebida muy popular entonces, el risol, de aguardiente y café. Para este acto se colocaban las sillas para los asistentes, pegadas a la pared, sin mesas, y se iba pasando una bandeja con un tipo de dulce para que cada uno se fuera sirviendo. Cada bandeja constituía una "rueda", siendo lo normal que se hicieran tres, con dulces distintos. Si se pasaba de estas tres ruedas se traducía en un síntoma del buen nivel económico de la familia. Lo asistentes solían llevar un pañuelo para envolver los dulces que les sobraba, para luego consumirlos en casa. Igual se hacían las ruedas con las bebidas. Una vez fijada la fecha de la boda, se iniciaban en la iglesia las amonestaciones que solían durar tres meses. El sacerdote las leía en las misas de todos los domingos. Como se sabe, ahora se exponen escritas, en un tablón de anuncios. El mismo tiempo debía estar la novia sin salir a la calle hasta el día de la boda.

(En la boda de mi hermana Encarnación)

jueves, 2 de octubre de 2008

Mis estudios (II)

La desventaja, entre otras muchas, de la enseñanza libre estribaba en que te jugabas en un solo examen el trabajo de todo un año. No había, como en la oficial ,segunda oportunidad o recuperación, o pruebas de enero, ni ningún otro modo de recuperar una mala nota; había que esperarse a la próxima convocatoria de septiembre o bien de junio de otro año. Veamos.

LOS EXÁMENES. Se producían con carácter general en el mes de junio, y, en caso de suspender, una convocatoria extraordinaria en septiembre. Los alumnos éramos acompañados por los profesores hasta la capital en donde permanecíamos un par de días, en una sencilla pensión-por calificarla de algún modo- En el Instituto se habilitaban unas aulas para las pruebas, encontrándose cada catedrático de asignatura en la suya correspondiente, durante todo el día, pasando alumno por alumno por delante de él, ya que el examen era oral. El alumno portaba el folletito del programa de la asignatura sobre el que el profesor le iba preguntando por las distintas cuestiones que le pareciese oportuno para calificarle. Como había que guardar turno según entrabas, ya puedes imaginarte los nervios que se acumulaban hasta que te llegaba tu hora… A veces, veías asomar a la puerta a uno de tus profesores preparadores, haciéndote señales para que salieras de la clase, y esto sucedía cuando en alguna de las otras aulas había pocos alumnos; de este modo se conseguía reducir el tiempo de espera. Lo más curioso de estos exámenes se daba en los de Educación Física, puesto que tenías que hacer los ejercicios que te mandaban sin ningún equipamiento, con traje y zapatos –los “chandals” aún no se conocían- produciéndose escenas de los más gracioso y pintoresco. Pero, de todos modos se pasaba bien, pues eran dos o tres días en los que salías del pueblo y veías muchas cosas, a pesar de que, por causa del esfuerzo, a veces no te quedaban ganas de nada. Esfuerzo que podía darse por bien sufrido y empleado si podías llegar al pueblo con el curso aprobado. Como curiosidad te anoto lo que me costaba la matricula en los distintos cursos de Bachiller: Examen de Ingreso:………….5 pts Primero………………….………… …180 “ Segundo…………………………….…270 “ Tercero…………….…………………..270 “ Cuarto………………………………....250 “ Reválida de Cuarto…………160 “
Casi sin darme cuenta, me encontré en plena adolescencia con la disyuntiva de escoger una carrera que iniciar, cosa por otro lado bastante fácil debido a las circunstancias: dada la posición económica no había más remedio que elegir Magisterio, que también podías estudiar por libre, o bien ingresar en la Escuela de Peritos de Linares, en mi caso poco probable por el gasto que esto ocasionaba. Así que tuve que estudiar la carrera de Maestro, que casi respondía a mis gustos, pues siempre manifesté mi vocación por la enseñanza