miércoles, 15 de abril de 2009

LOS LISTILLOS

“EL LISTILLO”

En una clase suelen aparecer con asombrosa exactitud los mismos tipos de alumnos, año tras año, curso tras curso, generación tras generacion… ¿Quién no recuerda al “empollón” de la suya, al “bromista”, al “tonto”, al “matón”, al “despistado”, al “ligón”, etc, etc…? Seguro que te vienen a la memoria un montón de arquetipos más… Puede que hasta te acuerdes de su nombre, de un montón de anécdotas.
¿A qué viene, querido amigo, este preámbulo? Pues a que quiero hablarte de uno de esos tipos de alumnos: EL LISTILLO.
El listillo de la clase, de la promoción, del colegio, según fuera su ambición. Encuentro esta definición buceando en Internet:
“El listillo es un personaje que siempre ha gozado de buena aceptación en nuestro país. Es alguien que se aprovecha de la ingenuidad ajena, cuando no de la ambición, vagancia o inmoralidad de otros, para medrar, enriquecerse o hacer prosperar sus intereses. El listillo es nuestro pícaro, un personaje de sociedades pre-modernas en las que la injusticia era ley, y por eso su descaro era bien recibido, porque algunas veces algún noble, sacristán o hacendado era objeto de sus martingalas, aunque generalmente los que sufrían sus acciones eran sus iguales.”
¿Te suena que alguna de esas “cualidades” adornaran a un compañero tuyo? ¿No recuerdas al que nunca tenía la culpa de nada? ¿El que siempre se atribuía los éxitos? ¿El que echaba la culpa de todo lo malo a los demás? ¿Al más “pelota” de tu grupo, pero con una maestría que llegaba a engañar a los propios profesores, con su carita de bueno?... Si lo recuerdas bien, aquel niño no brillaba por sus notas, pero casi siempre aprobaba, dada su maestría para copiar, para que otros les hicieran los trabajos, para fabricarse las más sofisticadas “chuletas”. Un personaje capaz de pasar horas y horas estudiando… la manera de no estudiar, la forma de exprimir todo lo existente a su alrededor…
He querido llamar la atención a este fenómeno para que tomemos conciencia de la importancia de la educación. Como sea ésta, será la sociedad del futuro. Varias veces, a lo largo de mi existencia, me he llevado las manos a la cabeza al ver la noticia del nombramiento de un alto cargo. Será casualidad pero alguno de ellos era “el listillo” de mi grupo. Otras veces me lo han contado compañeros suyos. Y te contaría infinidad de anécdotas, pero esta vez te invito a que lo hagas tú. ¿Te atreves?
Te copio, querido amigo, un artículo tomado de una revista y que retrata muy acertadamente el destino de los listillos. El final de éstos suele ser casi el mismo. Tómate unos minutos y léelo."En España, los listos y listillos que destacan en alguna profesión son siempre inicialmente alabados, pero cuando las cosas se les tuercen porque se pasan de listos todo el mundo les rechaza y nadie recuerda haberles adorado. Ejemplos tenemos varios en nuestra reciente democracia. Aún recuerdo como se hablaba de aquel Alcalde sin escrúpulos de un municipio de la Costa del Sol, que había llegado a su consistorio a través de un club de fútbol. Todo eran parabienes, salía en la televisión diariamente, se le invitaba a dar conferencias, era un ejemplo para los munícipes que querían limpiar y hacer prósperas sus localidades. Incluso una diputada socialista muy cercana a Felipe González se declaraba públicamente a su favor. Otro podría ser aquel banquero sin escrúpulos, brillante alumno en la Universidad de Deusto, convertido en Dios para estudiantes, periodistas económicos, políticos “con visión”, organizadores de jornadas, especuladores afines, etc. Los discípulos del uno han acabado en la cárcel o entre juicios y programas rosas de la mano de una tonadillera; el otro también acabó en la cárcel y sin presidencia de banco desde un día de inocentes, y ahora nadie recuerda haberles aplaudido a pesar de lo inmensamente hábiles y listos que fueron en su ascenso. Hoy tenemos otro personaje, que es Ministro y sobre el que todo el mundo dice que es muy listo y que ha demostrado que no tiene ningún escrúpulo. Lo mismo defiende el ojo por ojo, que pide poner la otra mejilla o que violenta una jornada de reflexión. Todas sus frases son tenidas por muy ocurrentes y más de un político, no sólo de su partido, se quiere parecer a él de la misma manera que algunos alcaldes se querían parecer a Gil o de algunos "tiburones" a Conde. El tiempo coloca a todo el mundo en su sitio porque los listos suelen acabar pasándose de listos. El problema es que se suelen acabar pagando a escote los desaguisados de los listillos, y en esta ocasión puede que el precio, con lo que esta en juego, sea demasiado alto."

1 comentario:

El profe dijo...

No alcanzo a entender del todo su tesis. La mía es que ciertas personas se valen de mil argucias para ir escalando en la vida, sin dar palo al agua, pero que, más tarde o más temprano acaban por fracasar.
La suya, parece ser, hace que sea inútil toda una vida de trabajo, honradez, buenas costumbres... porque al final nada le sería reconocido. Si esto fuera así, ¿sería justa y lógica esta vida nuestra?