domingo, 26 de octubre de 2008

La mili (I)

(Monumento al General Capaz. Plaza de España. Sidi-Ifni.Africa)


A todo esto, querido amigo, yo ya tenía que estar en la “mili” y contándote batallitas allí. Hay que ver la de cosas que se pueden contar… En fin, antes de nada hagamos un pequeño preámbulo, para los no iniciados en el tema. “Los “quintos” han sido una de las tradiciones más arraigadas en España a lo largo de este siglo XX, pero sobre todo es en los medios rurales donde su estampa es más familiar y más cercana. Las calles del pueblo tenían un aroma especial, los mozos se apoderaban de ellas con sus coplas, la mayoría de las veces de tono subido o indicando que esa quinta era la mejor de todas. También solicitaban propinas para posteriormente pagarse alguna juerga.
Ramiro Álvarez nos cuenta cómo eran los quintos de su época:“... Varios días antes de celebrarse la talla (momento más importante de los quintos, además del sorteo), se iban juntando en pandillas para la víspera de la talla e iban casa por casa pidiendo para comprar una arroba de vino (16 litros).Cuando iban por la calle cantaban coplillas y cada cual daba dinero según sus posibilidades y le daban a beber al que había dado dinero un trago de la garrafa de vino.El mismo día de la talla, los familiares y amigos visitaban la casa del quinto y allí eran obsequiados con pastas, garbanzos tostados, etc.. así como con la correspondiente bebida (vino, mosto, gaseosa, sifón, limonada, etc...) y los visitantes deseaban a la familia que el día del sorteo sacara buen número y estuviera lo más cerca posible de su localidad.También el día del sorteo, el alcalde preguntaba al quinto si tenía algo que alegar a lo que éste podía contestar: Nada.Hijo de viuda pobre.Corto de vista.Pies planos.Tengo un hermano en la mili.Etc.
De esta forma algunos de ellos podían librarse de hacer la mili....”. Francisco recuerda que el día antes del sorteo los quintos entonaban este cantar:“Los quintos somos nosotros,los soldados quién serán,en el balcón del Ayuntamiento el domingo por la mañana Santillos nos lo dirá”.
Normalmente la talla y el reconocimiento tenían lugar en el Ayuntamiento que generalmente estaba lleno por los mozos y sus familiares. El sorteo, al año siguiente, no se realizaba en el Ayuntamiento sino en la Caja de Reclutas de la provincia correspondiente. Allí se iba para saber qué letras habían salido para los diversos destinos. La suerte se echaba entre África y la Península, siendo los destinos de África los peores, llenando de disgusto y pesar a familiares, novias y amigos. Por último qué decir de las numerosas coplillas que los quintos cantaban por el pueblo y en las que alardeaban de ser los mejores quintos o simplemente utilizaban el tono picaresco.Vidal nos hace mención de algunas de ellas:-“Todos los cortos de talla, uncidos en una noria, ya que no sirven a la patria, que rieguen las zanahorias.”-“El Ayuntamiento de Madridejos, el de los siete balcones, donde nos tiene que ver el médico los coj....”-“Las madres son las que lloran que las novias no lo sienten, que quedan cuatro pollitos, y con ellos se divierten.”
Finalmente en 1999 se ha produjo el último alistamiento. Fue la quinta del 82. La ley ha suprimido el servicio militar obligatorio, dando lugar así a un ejército profesional. Pero no olvidemos una cosa: decir en un pueblo pequeño que alguien es “quinto mío” suele llevar implícito el concepto de amistad.”(Tomado de la web)

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