domingo, 14 de septiembre de 2008

Más plaza


Perdóname si me pongo pesado con tanta plaza de abajo, pero, como ya te dije, en mis primeros años de vida, es lo que más tenía a mano y también más a mano me tenían mis progenitores. Procuraré terminar hoy, aunque me temo que no voy a tener más remedio que pasar por ella más de una vez…
Te contaré lo que aquellos ojillos de mi infancia veían alrededor de la plaza.
Ciego estaría si la iglesia no estuviera en el primer lugar de mis recuerdos. Bodas, entierros, fiestas, las campanas… La Virgen, que llegaba al pueblo cada 3 de Mayo y que llenaba de aplausos, de vítores, de lágrimas, una plaza que se quedaba pequeña. La procesión de San Juan Bautista, cuya marcha procesional era sustituída por pasodobles toreros. Al entrar a la iglesia, siempre me daba mucho miedo el coro, tan oscuro y lúgubre, y aquellas escaleras que conducían a la torre y que nunca me dejaban escalar, porque “eso no es cosa de niños”…

A la derecha, estaba –y continúa estando-la casa de las Azpiras –Encarnacíón y Dolores-. Todavía las recuerdo, siempre vestidas de negro, yendo a la iglesia con aquellos velos que cubrían la cabeza… Pertenecían a la clase alta de Navas.

Seguía la casa de mi amiga Tere, bueno, de sus padres, o de su abuelo, “el tio conejo” que tanto respeto me imponía porque siempre lo veía en la cancela de la casa, sentado en silla de anea , con una garrota en la mano, sobre cuya curvatura apoyaba su barbilla y se te quedaba mirando con cara –creía yo- de pocos amigos.

En un cuartito de esta casa, existía una pequeñísima taberna que estaba a cargo de Tomás. Había que consumir de pie, pues no cabía ni una silla; eso sí, creo recordar que las tapas eran muy buenas.

Terminando la acera, y ya en la esquina al paseo, la carnicería de Fernando.

En el segundo lado del cuadrado que forma la plaza, se encotraba una de las dos farmacias conque contaba el pueblo, regentada por Dª Encarnación Azpiroz. Recuerdo a su mancebo de toda la vida, Pepe “el gafas”, del que, seguramente más adelante saldrá alguna que otra anécdota. A su lado, La Peña. Con toda seguridad que le dedicaré un apartado completo en este blog, por lo que no me voy a extender.

El tercer lado estaba compuesto, principalmente, por el Bar de José, el kiosco de “La pajarilla” y la churrería, a los que también me referiré más adelante. Y ahora, para no cansarte, te dejo por unas horas…

3 comentarios:

PEGASA dijo...

Me llama la atención todo lo que cuentas en tu entrada, yo soy la hija de una Navera y aunque solo voy al pueblo a hacer alguna visita y de muy tarde en tarde. Yo también me considero medio-navera. Todos los nombres que mencionas he crecido con ellos mencionados por mi madre o por mi abuela. Hace ya bastante tiempo me tomé la libertad de añadir un link de tu web, la que considero la mejor de las que visité sobre el que considero también mi pueblo. Las Navas y que viva la Virgen de la Estrella.
Mi madre era Antoñita "La bordadora" tenía una academia de bordados a máquina en Alferez Rojas Navarrete nº1 y justo en la esquina de su casa le tenían alquilado el local a la tienda de "Los Lendínez" y que daba a la plaza del Ayuntamiento, donde vive Mara. Caray que recuerdos. jaja. Espero que no te importe que añadiera tu web a mi blog.

El profe dijo...

Gracias, Pegasa por tu comentario. El que tiene que agradecerte que hayas puesto un link a mi página sobre Navas soy yo. Naturalmente que recuerdo a tu madre. Junto con mi esposa hemos comentado algunas cosas referentes a su persona, como el hecho de que entre las amigas era conocida -ya sabes lo guasones que somos en el pueblo- como "Antonita, la de la toalla", apelativo que se debía a que cada año, por Semana Santa, arreglaba la cruz colocándole el sudario.
Me daré un paseo por tu blog, porque estoy seguro de que contarás cosas muy interesantes. Un saludo muy cordial.
Pedro Hermosilla

PEGASA dijo...

jajaa. Eso si que no lo sabía. Si que es cierto lo de la cruz de la Virgen de la Angustias. Lo de "Antoñita, la de la toalla" no tenía idea, me ha hecho mucha gracia. Me hace ilusión que conozcas a mi madre.Ella siempre me enseñó desde pequeña a querer a las Navas como si hubiera nacido allí. De hecho sigo recibiendo el libro de la "Stella" de la cofradia de la Virgen de la Estrella a nombre de mi madre a pesar de que murio hace ya 4 años, ni siquiera quise decir nada de su muerte a la cofradia para que ella siguiera de algún modo existiendo en sus Navas del alma. Y gracias por tu comentario en mi blog me ha hecho mucha ilusión. Le diré a mi abuela que he conocido a un Navero muy apañao y que las conoce. Te seguire visitando. Aún recuerdo ir cuando llegaba al pueblo la primera visita siempre era a ver a Diego Mota a su bar a comer churros con chocolate.